martes, 28 de abril de 2009

UNA RUBIA MUY ESPECIAL



Ella es Wendy, holandesa perdida o encontrada en las sierras de Córdoba... allá "donde el diablo perdió el poncho"... diría mi abuela...
Y qué hace una chica como ella, en un Paraíso como ese?
Lo que debe hacer una bruja en el Universo... poner amor, sabiduría y algunos pases mágicos.
Wendy dirige el Centro Mariposa y Spa Natural La Domanda, situados en Villa Berna, en la Hostería La Domanda. Allí, prepara los delicados aceites esenciales con los que agasaja a quienes caigan en sus manos y por supuesto, revela los secretos que cualquiera busca develar en estos tiempos tan femeninos en los que debemos comenzar a sentir desde un corazón de mujer.
No dejen de visitarla y comunicarse con ella, es un ser especial.









EL ALIMENTO... EL AMOR.



Pato, es quién nos alimenta en esta montaña femenina y a ella deberán acudir cuando quieran comer algo rico y cuando quieran aprender como embrujar desde un trozo de chocolate o una mágica sopa...
Algunas mujeres somos intransigentes, y a la vez sensibles hasta el hartazgo. Cómo pasar de la dureza y la firmeza, al brotar de las lágrimas y la emoción, sólo por sentir que los colores de alguna de nosotras se han alterado. Yo te he visto llorar, porque mi tristeza te invadía, yo te he sabido llorar, porque yo te irritaba…
Quién en su sano juicio, querría perderse esta vida?
Este fuego?
Eso somos. Fuego que se enciende desde una brasa, con una pequeña brisa, las cenizas mismas, que ese fuego deja… la tierra que la contiene y el árbol que crecerá sobre ellas.
Somos agua cristalina que corre entre las piedras, que brota como delgada y sutil vertiente, para convertirse en la gota que oradará la piedra, al punto de perforarla, de moldearla…
Ay, piedra y agua que a la vez somos…

Pato, comparte con su mamá, la fuerza que casi conocen, pero que aún deberían “ejercer” un poco más.
Su particularidad?
Su tesón, ése que brota desde las entrañas, rojo sangre.
Qué aprendí de ella? (o estoy aprendiendo…)A reponerse… tragar saliva, bien salada, de tantas lágrimas, y mirar de frente, con sus ojos oscuros que resaltan en la porcelana clara de su piel.

QUE SEPA BORDAR Y SALIR A JUGAR...




Se acuerdan de eso?

Cuando pensé en hablar de ella, me dije... "es diferente al resto de la troupe".
Inesita, es casi un capítulo aparte. Podría confesarles que la tenemos en “observación”, y no porque vaya a hacer algo malo y haya que estar “pispeándola”, sino porque estamos ayudándola a “abrir puertas”. A veces se nos escapa, y ella solita se pone a desempolvar estantes y pasillos por lo que más tarde, en total estado de alergia, llorará las lágrimas que no pueden hacer otra cosa que brotar.
Por eso, estas brujitas, que te acompañamos en el “desempolve”, te decímos, “piano, piano”, lo que sería casi lo mismo que decir… “piano, piano” (*)

(*) voz italiana que expresa: “andá despacio, nena!!”

Buscando un color para Inesita (el diminutivo se lo puse yo, porque la quiero tanto que no me cohíbe su metro ochenta, para nada), pienso en cualquiera que sea combinable con saquito, aros, sandalias y bolso… Fuera de toda broma, ella es espontánea y explosiva como este atardecer que ya se duerme. Ahora, el día que la vea entrar con zapatos azules, remera marrón, aros dorados y pulsera rosa, sabré que ha comenzado su metamorfosis y “rara como encendida”, como dice el tango, comenzará a volar (con o sin escoba).
Se va entendiendo, cómo dejamos que nos exploten y mezclen nuestros colores, sin temor al empacho y con la convicción absoluta de que esos complementos son la vida misma?? Qué sería de la vida sin un verde con un naranja? O de un violeta, sin un rojo, o de un gris sin un blanco?


Y aunque a ella no le guste, les muestro de qué es capaz esta bella mujer, que nos contagia su risa...


CUENTERA, PANADERA Y HADA...





Y si, cuesta un poco hablar de uno..., pero trataré.


En esa arbitraria definición de mujeres, que habrán visto en "Buenos amores", hablaba de las mujeres flor, me he permitido incluirme allí, si bien, como todas, tengo un poco de cada una... la mujer flor, es la que más me representa: Perfuman, aman sutil o embriagadoramente, rien, caminan descalzas y a veces sus pies son regados para volver a florecer.
Su vida es un destello y ruegan no terminar entre las páginas de un libro, si no, más bien, ... aún frescas, flotar hasta perderse sobre las aguas serenas y cristalinas de algún arroyo.
Como cualquier flor ignoran cuándo están en su verdadero esplendor, y juntas brillan y perfuman mucho más.
Solas son una serena belleza y atraen poderosamente, pero su mayor felicidad es ser abrazadas fuertemente, aunque sus petalos se deshagan en ese abrazo.

Colores en llamas
colores que calman,
colores que se abren y se cierran.
Esencia, vida, formas sutiles,
redondeces, terciopelos,
etérea sustancia de tu pequeña flor
de tu alma en vuelo…


Qué hago en el paraíso?


Vivo, sueño, cuento, amaso, miro la luna y las estrellas, hablo con los árboles... y con las hormigas!! me diría Wen..., si, con las hormigas también... y voy creando un nido, donde poder dormir cuando lo deseo y donde otras y otros, algún día puedan hacerlo también.



MUJERES QUE CONSTRUYEN



Sandra construyó su casa en una tranquila y verde isla del Delta, sobre el arroyo Felicaria.

No se necesita tanto, ... voluntad, amor, ganas, dos manos... o una, siempre aparecen otras para ayudar..., tierra, agua, pasto o paja y algunas maderas.

Recuerdan el cuento de los tres chanchitos?


Bien, era mentira..., si, pueden construir una casa de barro y nada ni nadie la tirará abajo. Son muchas las experiencias que he visto y cada una más bella que la otra. Siempre, en todos los casos hubo o hay una mujer, detrás o encima del proyecto. Como ya les dije, no hay nada de lo que se necesite que una mujer no pueda proveer.


Dos manos suaves para amasar el barro, igual que cuando hacemos pan, dos ojos anhelantes que esperan ver el sol dentro de esa casa, una sonrisa amorosa que espera abrir la puerta para dejar entrar los pájaros, que estarán felices de anidar en nosotras mismas... en nuestra casa...
Sólo se necesita, por lo menos, una mujer.

Así que allá nos vamos nosotras, las chicas de la montaña, a hacernos nuestra propia casita, donde muy pronto los recibiremos a todos los que quieran visitarnos...